sábado, 8 de febrero de 2025

Metempsícosis

 


Alma llevada al cielo por dos ángeles

(William-Adolphe Bouguereau)

 

Según se lee en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (edición digital de 2024), metempsícosis —o metempsicosis— es un derivado del latín metempsychōsis, y este del griego μετεμψύχωσις. Se trata —copio literalmente— de una «doctrina religiosa y filosófica de varias escuelas orientales, y renovada por otras de Occidente, según la cual las almas transmigran después de la muerte a otros cuerpos más o menos perfectos, conforme a los merecimientos alcanzados en la existencia anterior». Estamos, pues, ante un sinónimo de transmigración o reencarnación.

El recorrido lexicográfico de la palabra puede resumirse de la siguiente manera. En el primero de los diccionarios académicos españoles, conocido como Diccionario de Autoridades (1726-1739), la ortografía de la palabra es metempsychosis, la forma latina inalterada, aunque en el cuerpo de la definición se lee «pronunciase la ch como k». En cuanto a la definición, denota la intromisión de consideraciones morales o religiosas en el terreno de la ciencia, corriente aun en tiempos ilustrados por el poderoso influjo de la Iglesia en España. En su definición leemos: «Es voz griega, usada solamente para referir el error de Pythágoras y su Escuela, que creían que las almas de los que morían passaban à animar otros cuerpos, yá de hombres, yá de brutos indistintamente». Se habla de error, dejando bien sentada la ortodoxia religiosa de la obra. Doscientos años después, en la edición del Diccionario de la Lengua Española de 1914 (decimocuarta edición), a la información etimológica contenida en la edición digital de 2024 se añade el significado de μετεμψύχωσις: hacer pasar un alma a distinto cuerpo. La definición, copiada literalmente, es «doctrina religiosa y filosófica de varias escuelas orientales, y renovada por otras de Occidente, según la cual transmigran las almas después de la muerte a otros cuerpos más o menos perfectos, conforme a los merecimientos alcanzados en la existencia anterior». Vemos que en más de cien años la definición, salvo en el orden de la secuencia «transmigran las almas», ha permanecido completamente inalterada.

En ese corto viaje por diccionarios históricos, podemos recalar también en la obra del onubense Roque Barcia titulada Diccionario general etimológico de la Lengua Española (1880-1883). En la «reseña» de la entrada —una explicación personal del significado de la palabra en cuestión— Barcia escribe: «Tránsito de un alma á otro cuerpo, después de la muerte, ó de una existencia anterior. Los filósofos griegos, en general; y Pitágoras, en particular, sostenían que las almas iban á animar los cuerpos de diferentes animales, pasando desde los más nobles á los más viles y feroces, y siguiendo con los mismos vicios que las habían dominado. Los griegos tomaron estas doctrinas de los sacerdotes egipcios, que admitían la circulación de las almas en diferentes cuerpos de animales terrestres, acuáticos, volátiles; de donde, al cabo de tres mil años, volvían a animar cuerpos humanos. Esta creencia existe aún entre sianeses [sic], japoneses y negros de la Guinea; y á ella se debe en gran parte que diferentes pueblos se abstengan de comer carne», no vayan a comerse a un antepasado, añado con un poco de guasa y dejando bien claro cómo hasta el mismo Barcia, que se supone de ideas avanzadas para la época, estaba dominado por la falsa, pero extendida, creencia en la superioridad de los occidentales.

En cualquier caso, diría un racionalista puro, nos encontramos ante una de las fantasías que la mente del hombre ha creado para buscar consuelo para la idea de la muerte, horrorosa y difícil de digerir para la mayoría.

 

Víctor Espuny.

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