Bauman (revistasantiago.cl)
Las notas de lectura de hoy
versan sobre una antología de citas del eminente sociólogo polaco-británico
Zygmunt Bauman (1925-2017). El antólogo y prologuista es Antonio Francisco
Rodríguez Esteban, que ha trabajado sobre más de veinte títulos de Bauman. He
seleccionado, y voy a copiar ahora, las palabras de Bauman que más me han
llamado la atención, imponiéndome un cometido de antólogo de la antología.
Sobre el concepto de «modernidad
líquida», la más célebre de las reflexiones de Bauman, Rodríguez Esteban
escribe en el prólogo: «es un estado caracterizado por la impermanencia, la
incertidumbre, la vulnerabilidad, la mutación, el simulacro, la ausencia de
verdades, la caída de los relatos vertebradores, unificadores, cosmogónicos,
que definían las realidades políticas, sociológicas, psicológicas o religiosas»
(pág. 10) durante la «modernidad sólida, definida por verdades últimas y
fundamentos fijos que permeaban todos los estratos de lo humano» (pág. 10). La
llegada de la modernidad líquida nos ha sorprendido concretamente a nosotros,
que vivimos en un mundo cambiante como no lo ha sido nunca. La sensación que se
desprende de la lectura del libro es desazonadora, inquietante, porque, aunque
el antólogo entrevera pensamientos positivos, la mayoría de ellos, al ser
dictados por la observación directa de la realidad, y aquí me sumo a la facción pesimista, son derrotistas en cuanto al futuro de lo que siempre hemos
entendido como dignidad, libertad y solidaridad humanas. Ya hace años que
vivimos estos cambios, alguno de los cuales producen desajustes y, digamos,
debilidades. Uno de ellos, del que no he encontrado referencias en este libro
—quizá porque Bauman lo considera ya consolidado—, puede parecer menor pero
resulta de entidad para los hombres que tenemos cierta edad. Me refiero a la
consolidación, siempre bienvenida, del movimiento feminista. Este ha podido
producir en algunos hombres durante un lapso de tiempo más o menos largo una
sensación de inseguridad, de no saber cuál era el comportamiento masculino
correcto —del comportamiento de la mujer en los años cincuenta al actual hay
unos cambios notables, (son tres generaciones)—, justo hasta que han asumido su
nuevo papel de compañeros en una sociedad formada por hombres y mujeres que
intentan ser libres y deben ser iguales. Mientras no se opere ese cambio en la inteligencia
de todos los hombres cuya mentalidad sigue rigiéndose por los valores antiguos
y hasta ahora inmutables, las sociedades no avanzarán. España, donde
escribo, ha avanzado por ese camino de manera significativa, aunque aún le
queda mucho camino por recorrer, es obvio. Sin embargo hay otros muchos países,
todos sabemos cuáles, donde ese movimiento feminista necesita más apoyo, el apoyo,
sobre todo, de los hombres. La modernidad líquida es un tiempo de cambios e
incertidumbres, pero algunas certidumbres parecen ya realmente consolidadas. La
libertad de la mujer es una de ellas, ahí no hay vuelta atrás.
Algunas de las citas de Bauman
pueden servir para verbalizar esos pensamientos que a veces hemos intuido los
demás, simples mortales. Acompaño cada cita de dos números de página. El
primero corresponde a la paginación del libro que he leído, Reflexiones sobre un mundo líquido, y el
segundo a la paginación de la edición de cada título manejado por Rodríguez
Estebán para su antología. Este segundo número de página va seguido de otro que
remite al título donde se localiza la cita original, visible en la bibliografía.
En los casos en los que la cita proviene de un texto inédito en castellano,
solo aparece el número correspondiente al título. Parece un poco enrevesado para
se entenderá sin problemas. Empezamos. Los subrayados son míos.
«Nos encontramos actualmente
en un periodo de interregno: un estado en el que los viejos modos de vida
aprendidos y heredados ya no sirven en la actual conditio humana, pero los nuevos modos de afrontar los retos y los
nuevos modos de vida no se han inventado todavía». (P. 107). (P. 108, 11).
«La tendencia a olvidar y la vertiginosa
velocidad del olvido son marcas aparentemente indelebles de la cultura moderna
líquida». (P. 118). (P. 104, 7).
«Gracias a Internet se ha
concedido a todo el mundo los proverbiales 15 minutos de fama y la ocasión de
recuperar la esperanza del estatus de celebridad pública. Ambos parecen fáciles
y al alcance de la mano, como nunca lo fueron en el pasado. Y la atracción de
convertirse en una celebridad consiste en que el propio nombre y aspecto tengan
más difusión que los propios logros en un mundo hecho a la medida de una feria
de vanidades». (P. 14). (15).
«La nueva moral ha dejado de ser centrífuga y es ahora centrípeta:
de ser el principal aglutinante que salvaba distancias y acercaba posiciones
entre las personas y, en definitiva, las integraba, ha pasado a convertirse en una más de la ya larga lista de herramientas
de división, separación, disociación, alienación y laceración». (P. 15).
(P. 127, 21).
«Somos habitantes de dos
mundos diferentes: uno online,
conectado, y otro offline,
desconectado, por mucho que hayamos aprendido a movernos entre el uno y el otro
con tanta soltura que, en la mayoría de los casos, ni nos damos cuenta de ello».
(P. 16) (P. 92, 17).
«Vivimos en una sociedad
confesional que fomenta la autoexposición como prueba de existencia social
primordial y más fácilmente accesible. Millones de usuarios de Facebook
compiten unos con otros para revelar y poner a disposición pública los aspectos
más íntimos de su identidad, sus conexiones sociales, sus pensamientos, sus
sentimientos y actividades. Las redes
sociales son lugares donde la vigilancia es voluntaria y autoinfligida».
(P. 16). (P. 77, 12).
«Tener toda nuestra persona,
con lo bueno y con lo malo, registrada y accesible al público, parece ser el
mejor antídoto profiláctico contra la exclusión». (P. 17). (P. 32, 9).
«El camino hacia la identidad
es una batalla continua y una lucha interminable entre el deseo de libertad y
la necesidad de seguridad, agravada además por el miedo a la soledad y el
terror a la incapacitación». (P. 19). (P. 45, 3).
«Lo que guía estos esfuerzos
[en pos de la “autorrealización”] es el temor a fijar, más que el deseo de
alcanzar la línea final de meta. La moderna condición líquida valora mucho la
flexibilidad; y, lo queramos o no, nosotros obedecemos». (P. 21). (15).
«La tarea de producción del yo
se ve increíblemente facilitada por el suministro masivo de kits de montaje
para interpretaciones recomendadas hoy en día, y por lo tanto anheladas y
consumidas con avidez, con ayuda de las cadenas de tiendas y los medios de
comunicación interesados en rastrear y perseguir el beneficio». (P. 22). (15).
«El mundo de hoy es un
archipiélago de diásporas». (P. 31). (P. 238, 12).
«La gran pregunta que
seguramente determinará el futuro de Europa más que cualquier otra es qué
acabará por imponerse: ¿el rol de los inmigrantes como salvavidas de una Europa
que está envejeciendo a toda prisa, o bien el poder en alza de los sentimientos
xenófobos, inducidos y alentados de modo entusiasta hasta convertirse en votos
electorales?». (P. 32). (P. 12, 8).
«Todos necesitamos designar a los enemigos de la seguridad para evitar
ser considerados parte de ellos… Necesitamos acusar para ser absueltos, excluir
para evitar la exclusión». (P. 32). (P. 111, 9).
«En un planeta convertido en
un mosaico de diásporas étnicas y religiosas, el encuentro entre mensajes y
oyentes se ve enormemente facilitado. En un planeta así, la antigua separación
entre el “interior” y el “exterior”, o entre el “centro” y la “periferia” deja
de tener sentido». (P. 34). (P. 162, 4).
«El diálogo es la respuesta
correcta a la diversidad de la humanidad y el modo deseable de coexistencia e
interdependencia humana, y el diálogo significa conversar con personas que
sostienen opiniones y convicciones diferentes a las propias; la conversación restringida a individuos
que comparten nuestras propias creencias no es un diálogo genuino. Y el
propósito del diálogo no es la derrota de los que piensan de otro modo, sino la
mutua comprensión el esfuerzo compartido para elaborar el modus vivendi mutuamente beneficioso dentro de la diferencia». (P.
39). (15).
«El
actual modelo de crecimiento causa unos daños irreversibles. Y esto es así
porque el “crecimiento” se mide en función del aumento de la producción
material, en vez de ser medido en función de servicios como el ocio, la salud y
la educación». (P. 41). (P. 105, 8).
«Los problemas globales requieren soluciones
igualmente globales». (P. 42). (P. 81, 21).
«La tenaz persistencia de la pobreza en un
planeta dominado por el fundamentalismo del crecimiento económico es suficiente
para que el observador se detenga y reflexione. La primera víctima de esa
profunda desigualdad será la democracia, a medida que todos los bienes
necesarios, cada vez más escasos e inaccesibles, para la supervivencia se conviertan
en objeto de una rivalidad encarnizada entre los que tienen y los que están
desesperadamente necesitados». (P. 45). (P. 12, 10).
«La
transferencia al ciberespacio y la subordinación a la lógica del online o de la transmisión en directo
han hecho que la distinción entre lejos y cerca, aquí y allí, se haya convertido
en algo virtualmente nulo y sin efecto. Esta es la condición que la
“glocalización” —el proceso de despojar de su importancia a lo local— tenía
como objetivo desde su mismo inicio». (P. 47). (P. 148, 8).
«La soberanía nacional es, en muchos
sentidos, una ilusión. Las tres patas del trípode en el que se basaba —la
autosuficiencia económica, militar y cultural— son en la actualidad débiles y
raquítica: de hecho, una ficción». (P. 52). (19).
«En contra de las tan extendidas
expectativas de que Internet constituiría un gran paso adelante en la historia
de la democracia, implicándonos a todos en la configuración del mundo que
compartimos y reemplazando la heredada “pirámide del poder” con una política
“horizontal”, se acumulan, sin
embargo, las pruebas de que Internet
también sirve para perpetuar y reforzar conflictos y antagonismos». (P.
56). (13).
«El
1% de los habitantes más ricos del planeta posee hoy el 40% de la riqueza del
mundo, y el 10 % de los más acaudalados posee el 85 % de toda la abundancia de
la Tierra, mientras que la parte inferior de la pirámide debe conformarse con
solo el 1 % de la riqueza total. El
activo de las mil personas más ricas del mundo representa más del doble de la
riqueza conjunta de los 2.500 millones de las más pobres. Esta no es una
cuestión de estadísticas, sino que concierne a la condición humana. Tras estos números se oculta un piélago de
miseria humana, privaciones, dolor, humillación e indignidad que engloba y
asfixia al hasta ahora creciente e incontrolable número de seres humanos».
(Pág. 57). (16).
«En
nuestro mundo desgobernado por el mercado, el precio de la autonomía es la
insignificancia». (P. 61). (15).
«Hay
que considerar el impacto del consumismo en la sostenibilidad del hogar común,
la Tierra. Ahora sabemos demasiado bien
que los recursos del planeta son limitados y no pueden dilatarse infinitamente».
(P. 61). (P. 169, 7).
«Si
la sociedad de productores fue una escuela y fábrica de solidaridad, nuestra sociedad de consumo es escuela y
fábrica de egoísmo y desconfianza, así como de rivalidad universal, guiada
por el principio de “cada uno a lo suyo y ‘tonto el último’”». (P. 62). (16).
«El mensaje no puede ser más
claro: el camino de la felicidad pasa por ir de compras». (P. 63). (P. 67, 10).
«Los mercados de consumo se
expanden, prosperan y se lucran mediante la mercantilización de la búsqueda de
la diversión, el confort y la felicidad». (P. 63). (P. 124, 8).
«La Iglesia del Crecimiento
Económico es una de las pocas congregaciones que no parece perder fieles y que
tiene posibilidades reales de alcanzar un verdadero estatus ecuménico. La ideología de la “felicidad a través del
consumo” es la única que tiene alguna probabilidad de anular las demás
ideologías». (P. 67). (P. 96, 18).
«En una cultura consumista, la distancia temporal entre la adquisición
del objeto y el momento en que se convierte en desecho eliminable tiene a
contraerse con rapidez». (P. 68). (P. 186, 18).
«Hace varias décadas la gran
ruptura en el progreso de la sociedad de consumo fue el paso de la satisfacción
de las necesidades a la creación de necesidades mediante la tentación, la
seducción y el incremento del deseo». (P. 68). (P. 130, 9).
«Lo que nos sirve como medida
básica para evaluar nuestro lugar y nuestra calificación social en la carrera
para alcanzar el éxito en la vida es el grado de nuestra actividad como
compradores y la facilidad con que desechamos un objeto de consumo para reemplazarlo
con otro “nuevo y mejor”». (P. 69). (P. 100, 8).
«Somos
inducidos, empujados o engatusados para comprar y gastar, para gastar lo que
tenemos y lo que no tenemos pero esperamos ganar en el futuro». (P. 72). (P.
161, 7).
«En
la estrategia vital, sostenida por el crédito, de “disfruta ahora, paga
mañana”, los mercados de consumo encontraron una varita mágica con la que
transformar a multitud de Cenicientas, consumidores inactivos e inútiles, en
huestes de deudores». (P. 72). (P. 180, 7).
«En
la jerarquía heredada de valores reconocidos, el “síndrome consumista” ha
destronado a la duración y ha aupado a la fugacidad. Ha situado el valor de la
novedad por encima del de lo perdurable». (P. 73). (P. 85, 3).
«Nuestro mundo no resulta idóneo para la
coexistencia pacífica en este principio del siglo XXI, y mucho menos para la
solidaridad humana y la colaboración amistosa. Ha sido tan dirigido hacia otras
formas que la colaboración y la solidaridad no solo son impopulares, sino que
suponen una elección difícil y costosa». (P. 81). (P. 42, 10).
«Internet
no es la causa del crecimiento del número de internautas ciegos y sordos en el
plano moral, pero facilita y potencia enormemente ese aumento». (P. 83). (P.
97, 17).
«En
su actual forma puramente negativa, la globalización es un proceso parasitario
y predatorio». (P. 85). (P. 188, 4).
«Quizá
la presión por entregar nuestra autonomía personal es tan irresistible, nos
asemejamos tanto a las ovejas de un rebaño, que solo unos cuantos individuos especialmente
rebeldes, atrevidos, pugnaces y resueltos están preparados para intentar
oponerse a ello». (P. 86). (P. 30, 9).
«Una vez sustituido el contacto cara a cara
por la modalidad “pantalla a pantalla”, las que entran en contacto son las
superficies. Lo que se resiente, como consecuencia, es la intimidad, la
profundidad y la durabilidad de la relación y los vínculos humanos». (P.
91). (P. 27, 6).
«La
vulnerabilidad y la incertidumbre humanas son la principal razón de ser de todo
poder político». (P. 97). (P. 71, 2).
«Todas
las culturas humanas pueden interpretarse como artefactos ingeniosos calculados
para hacer llevadero el vivir con la conciencia de la mortalidad». (P. 97). (P.
47, 4).
«¿Nos aproximamos, por segunda vez en la
historia reciente, a una situación propicia para ser aprovechada por demagogos
suficientemente inanes, autoengañados o arrogantes como para prometer un atajo
hacia la felicidad, y la apertura de un camino de vuelta al paraíso de la
seguridad, a condición de que cedamos las libertades que ya aborrecemos y que
tan intensamente nos desagradan, y con ellas, nuestro derecho a la
autodeterminación y autoafirmación personales?». (P. 100). (P. 86, 18).
«Para el futuro de la Humanidad, en un
mundo irrevocablemente multicultural y multicéntrico, la disposición al diálogo es una cuestión de vida o muerte». (P.
105). (16).
«Imaginar
formas de hacer tolerable la vida a pesar de la conciencia de la mortalidad
era, es y probablemente será siempre el motor principal de la cultura y el hilo
común de la historia». (P. 112). (15).
«La
conversación seguirá siendo la vía directa al acuerdo y a la coexistencia
pacífica, mutuamente beneficiosa, cooperativa y solidaria, simplemente porque
no tiene competidores para tal cometido y, por consiguiente, ninguna
alternativa viable». (P. 115). (P. 103, 17).
«Uno de los efectos
fundamentales de equiparar la felicidad con la compra de artículos que se
espera que generen felicidad consiste en eliminar la posibilidad de que este
tipo de búsquedas de la felicidad llegue algún día a su fin. La búsqueda de la
felicidad nunca se acabará, puesto que su fin equivaldría al fin de la propia
felicidad». (P. 123). (P. 20, 20).
«La
sabiduría popular china asegura que si haces planes para un año, deberías
sembrar cereales; si haces planes para doce años, deberías plantar un árbol; y si haces planes para cien años, deberías
educar a la gente». (P. 126). (13).
«La
felicidad no reside en la ausencia de problemas, sino en la capacidad de
hacerles frente, combatiéndolos y superándolos». (P. 127). (16).
Títulos y ediciones manejadas por Rodríguez
Esteban:
1 Bauman, Zygmunt, y Keith Tester, La ambivalencia de la modernidad y otras
conversaciones, Barcelona, Paidós, 2002.
2 Bauman, Zygmunt, Vidas desperdiciadas, Barcelona, Paidós, 2005.
3 —, Vida
líquida, Barcelona, Paidós, 2006.
4 —, Miedo
líquido, Barcelona, Paidós, 2007.
5 —, Mundo
consumo, Barcelona, Paidós, 2010.
6 —, 44
cartas sobre el mundo líquido, Barcelona, Paidós, 2011.
7 —, Esto
no es un diario, Barcelona, Paidós, 2012.
8 —, Sobre
la educación en un mundo líquido, Barcelona, Paidós, 2013.
9 —, y David Lyon, Vigilancia líquida, Barcelona, Paidós, 2013.
10 —, ¿La
riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?, Barcelona, Paidós, 2014.
11 —, ¿Para
qué sirve realmente un sociólogo?, Paidós, Barcelona, 2014.
12 —, y Leonidas Donskis, Ceguera moral, Paidós, Barcelona, 2015.
13 —, Irena Bauman, Jercy Kociatkiewicz, y
Monika Kostera, Management in a Liquid
Modern World, Cambriddge, Polity, 2015.
14 —, y Stanislaw Obirek, Of God and Man, Cambridge, Polity, 2015.
15 —, y Rein Raud, Practices od Selfhood, Cambridge,
Polity, 2015.
16 —, y Stanislaw
Obirek, On the World and Ourselves,
Cambridge, Polity, 2015.
17 —, Extraños
llamando a la puerta, Barcelona, Paidós, 2016.
18 —, y Carlo Bordoni, Estado de crisis, Barcelona, Paidós, 2016.
19 —, y Leonidas Donskis, Liquid Evil, Cambridge, Polity, 2016.
20 —, El arte de la vida, Barcelona, Paidós,
2017.
21 —, Retrotopía, Barcelona, Paidós, 2017.
ZYGMUNT BAUMAN (compilación de Antonio
Francisco Rodríguez Esteban), Reflexiones
sobre el mundo líquido, Barcelona, Paidós, 2017.
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