(Imagen de Natalia Ginzburg en lecturassumeergidas.com)
Natalia Ginzburg (1916-1991) forma parte del extraordinario grupo literario formado alrededor de la editorial Einaudi, fundada en Turín en tiempos poco inclinados a la libertad de expresión en Italia (1933).
Junto con su primer marido, Leone Ginzburg —su apellido de soltera era Levi—,
fue amiga y compañera de Cesare Pavese, Italo Calvino, Carlo Levi y otros autores
de la Italia de mediados del siglo XX de conocimiento imprescindible. La
editorial Einaudi fue absorbida por una de esas otras que todo lo quieren
llamada Mondadori, que ha devorado y puesto bajo sus colores a otras también
muy conocidas por la selección de su catálogo. Últimamente parece que esta
última ha sido devorada por un pez aún más grande, lo que nos lleva a pensar
que este mundo no tiene remedio, acaba concentrando y desvirtuando todo lo
interesante. Esas pequeñas editoriales que apuestan por autores poco
comerciales son las que aportan títulos interesantes y debían ser protegidas
por el Estado, lo digo en serio, siempre que no las controle, claro, y eso ya parece un imposible.
La obra más conocida de Natalia
Ginzburg, llena de humor y buenas vibraciones, se titula Lessico famigliare (Einaudi,
1963), un relato autobiográfico de lectura muy grata y nada complicada, ideal
para lectores con pocas ganas de adentrarse en relatos oscuros. Otro aire,
mucho más dramático, posee È stato così (Einaudi, 1947), que acabo de
leer en la traducción de Andrés Barba, autor de excelentes libros de relatos,
publicada en español con el título de Y eso fue lo que pasó (Acantilado,
2016). La novela, breve, apenas cien intensas páginas, cuenta la historia y las
razones del asesinato cometido por una mujer en la persona de su marido, hecho
que se menciona en la primera página. A partir de ahí, según la fórmula de la muerte anunciada popularizada muchos años después por el bien vendido García Márquez, la protagonista
relata en primera persona todo lo que considera de interés para entender el por
qué de las cosas, usando analepsis continuas que nos llevan al conocimiento
necesario de la relación entre ambos, a cómo eran sus respectivas familias, la
educación recibida, etc., desde las horas estrictamente siguientes a la comisión
del conyugicidio. Pero el tema principal del libro no son las infidelidades o
los posibles malos tratos, es la búsqueda de la Verdad, así en mayúsculas, ese
valor absoluto que podemos declarar desde ahora, aquí, con toda la solemnidad
de la que seamos capaces, como algo ilusorio.
Víctor Espuny.
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