miércoles, 15 de enero de 2025

El verano sin hombres, de Siri Hustvedt

 

Campo en Minnesota (mnprairieroots.com)

            He terminado hace unos instantes esta deliciosa lectura. No he tenido tiempo de reflexionar sobre ella después del punto y final, pero ya lo había hecho durante los días previos.

            Contada en primera persona por alguien muy implicado en el relato —narrador llamado homodiegético según los técnicos—, El verano sin hombres cuenta cómo vive la protagonista narradora unos meses de separación de su marido, tiempo que coincide con el verano del año 2009. Todos los personajes del relato que tienen protagonismo directo en él, que aparecen en primer plano, todos sin faltar uno, son mujeres, de ahí el título. La protagonista narradora se va de su ciudad al pueblo donde reside su madre, y allí vive sola en una casa que no es suya, pero que está cerca de donde habita su progenitora. Su vida durante ese verano transcurre en contacto con varios grupos humanos o  individuos: su madre en soledad; su madre y sus ancianas amigas; las adolescentes de un taller de poseía que ella imparte (la protagonista es poeta); su vecina, su hija y su bebe; su marido, con el que poco a poco reinicia las relaciones; su hija y un curioso desconocido autor de anónimos, textos que al principio le fastidian, pero poco a poco van encajando en su vida emocional y resultándole beneficiosos. Esa variedad de personas y grupos humanos con el que la narradora protagonista tiene contactos dota a la novela de un dinamismo que el lector sin duda agradece. Además, el texto está lleno de reflexiones muy acertadas sobre el comportamiento humano y sobre la manera y los problemas de narrar, sobre todo en relación al tiempo, al orden del relato de los acontecimientos —a la pertinencia de hacerlo de una manera y no de otra—, y al vínculo que se establece entre el narrador y los lectores.

Uno se reconcilia con el género humano leyendo novelas como esta; los médicos debían recetarlas.

 

Un verano sin hombres, de Siri Hustvedt, Barcelona, Anagrama, 2011, (The Summer Without Men, 2011; traducción de Cecilia Ceriani).    

 

Víctor Espuny.

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