viernes, 5 de junio de 2020

Infancia de un mago, de Hermann Hesse


Hesse en su madurez (ersilias.com)

«En un principio me embriagó el sumergirme en el mundo de la nueva, de la novísima literatura, pero no tardé en darme cuenta de que la vida en el desnudo presente, en lo nuevo, en lo novísimo, es insoportable y no tiene razón de ser, de que solo unas constantes relaciones con el pasado, con la historia y con la antigüedad pueden facilitar una vida espiritual». De Breve historia de mi vida, Hermann Hesse (1924).

Hace unos años, no recuerdo cuántos —diez o por ahí— un amigo me preguntó si quería acompañarlo para intentar salvar libros de una biblioteca que iba a ser defenestrada. Le dije que sí, por supuesto, y allí nos pusimos no siendo curas ni barberos pero deseosos de realizar en ella un escrutinio, fuera o no donoso. Entramos en una enorme habitación de convento y encontramos tirados por el suelo como si fuesen ladrillos varios cientos de libros. Aquello era desolador. Salvé unos cincuenta. Este de Hermann Hesse (1877-1962) fue uno de ellos.
            Infancia de un mago es un libro de relatos, algunos de ellos autobiográficos, escritos entre 1910 y 1932, en la misma fructífera época en la que Hesse escribió las novelas El lobo estepario (1927), tan celebrada por la crítica pero tan oscura, y la luminosa y nunca bastante elogiada Siddhartha (1922), una de mis novelas preferidas, un canto al mundo del espíritu y los placeres intelectuales que animo a leer a cualquiera. Las dos novelas pueden rastrearse en estos cuentos. El primero de ellos, que da nombre al volumen, cuenta detalles de la infancia del autor que ayudan a entender su inclinación por las culturas de la India y el Extremo Oriente. Otro hay titulado exactamente El lobo estepario. Trágico, protagonizado por el anciano cajista de un periódico, es una emocionada defensa del conocimiento y el buen uso de las reglas gramaticales, tan perseguido por ignorantes, perezosos y vacuos innovadores. Muchos de los relatos nos acercan personajes inspirados en el mismo Hesse, personas de fuerte carácter y criterio independiente. Hay dos, La ciudad (1910) y El pájaro (1928), profundamente ecologistas. El primero narra el proceso de destrucción de la naturaleza por el hombre creyendo en su reversibilidad, la suya es una fe que hoy emociona, y el segundo, quizá el mejor de todo el libro, un canto a la defensa de las creencias populares basadas en la existencia de animales míticos, protectores de los hombres, en este caso el pájaro de Montagsdorf, de mirada casi humana, estudiado desde el punto de vista de un moderno ornitólogo.
            No estoy seguro, pero es probable que este libro como tal nunca fuera publicado en vida de Hesse, solo sea resultado de una recopilación posterior de cuentos suyos. Una interesante lectura para amantes del escritor alemán.

Hermann Hesse, Infancia de un mago, Buenos Aires, Editorial Simbad, 1978. Traducción de Eric V. Jannissek.

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