miércoles, 20 de enero de 2021

La guerra de Troya no tendrá lugar. La loca de Chaillot, de Jean Giraudoux

 

            Una forma vicaria de asistir a una representación teatral es leer la obra a la que da vida. No es lo mismo, está claro, no lo es para nadie, porque de la representación viven muchas personas, la mayoría artistas, precisamente el tipo humano preferido por la loca de Chaillot y por la mayoría de nosotros; no es lo mismo tampoco para el receptor de la obra, que en el teatro la vive con mucha más intensidad y de forma continuada, sin las lógicas interrupciones de la lectura, resultando el tiempo de escucha equivalente al tiempo de la representación ininterrumpida; no lo es tampoco para los taxistas que llevan al público al teatro, para los tenderos que a su paso venden revistas, aspirinas o paquetes de tabaco, ni tampoco para los dueños y los trabajadores de bares y restaurantes donde los asistentes a la función cenan al término de la misma. Está claro que no es lo mismo. Pero tampoco está mal.

            El libro que acabo de leer contiene dos obras de Jean Giraudoux (1882-1944). Este autor volcó al final de su vida toda su experiencia vital, que no era poca al haber pertenecido al cuerpo diplomático, en una creación inolvidable, la loca de Chaillot, una persona fuerte que ve maldad donde otros solo ven ocasiones de enriquecimiento y destrucción donde otros solo ven progreso. La obra, profunda, invitaba ya entonces —se estrenó en 1945— a la reflexión sobre los daños ecológicos del sistema consumista en el que llevamos inmersos más de un siglo y no parece dispuesto a enmendar la dirección que lleva. El otro texto, de aparente temática mitológica, es una recreación de la guerra de Troya de inspiración pacifista en la que se leen entre líneas alusiones a la tensa situación en la que se encontraba Europa en los años treinta —la obra se estrenó en 1935—, en ese momento a las puertas de una conflagración aún más grave de la hasta entonces conocida como Gran Guerra. Héctor, Andrómaca y Casandra pondrán todo de su parte para conseguir que una voluble Helena tenga a bien volver con Menelao antes de dejar que se declare una guerra por su causa. En las dos obras llama la atención el comportamiento juicioso que atribuye Giraudoux a los personajes femeninos, que parecen más conscientes de las cosas que están en juego y de verdad importan. Imprescindibles.

 

Jean Giraudoux, La guerra de Troya no tendrá lugar y La loca de Chaillot, Madrid, Cátedra (Letras Universales), 1996. Edición y traducción de Francisco Torres Monreal y Guy Teissier.

 

Imagen: Instante de La Folle de Chaillot, puesta en escena de Didier Long, con Anny Duperey, Dominique Pinon, Romain Apelbaum y otros. Comédie des Champs Elysses (Paris), 17 de enero de 2013. (la-croix.com).

 

Víctor Espuny.

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