sábado, 5 de junio de 2021

La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine

 


            Que un ensayo como este, dedicado a ensalzar lo inútil, haya alcanzado veinticuatro ediciones en España, y en pocos años, es un hecho que debe llenar de esperanzas nuestros corazones, aunque sus lectores pertenezcan a esa minoría ilustrada que vive a su aire, libre de imposiciones pero alejada de los centros de decisión, individuos que podrían tener influencia si a muchos otros no les interesara evitarlo. Seguro que si dieran a leer este libro a los profesionales de la economía y la prisa, si estos fuesen capaces de encontrar tiempo para leerlo, las cosas cambiarían. A mejor.

            La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine (Diamante, Calabria, 1958), es un canto a la libertad, a la posesión solo de las cosas imprescindibles para vivir. Pero también es mucho más. Es una defensa de las acciones contrarias a todo lo que generalmente se ha llamado «de provecho», una expresión muy española, hoy menos usada pero muy expresiva. Una persona de provecho es alguien que dedica sus días a la realización de acciones prácticas, útiles, entendiendo por utilidad todo aquello capaz de acrecentar los bienes materiales. De esto resulta que si todos fuéramos individuos «de provecho» no existirían el arte ni ninguna de aquellas creaciones que hacen al hombre diferente de los animales. Si nos limitamos, por ejemplo, a ganar dinero para comprar cosas, una manera perfecta de amargarnos la vida, pronto seremos dueños de un patrimonio que nos exigirá una atención que impedirá dedicar nuestro tiempo a otra cosa que no sea vigilarlo y acrecentarlo, exactamente igual que las hormigas. Aquel cuento de la cigarra y la hormiga, al que he llegado de manera involuntaria, es perfecto para comprender cómo es la mentalidad que ha hecho de nuestra sociedad un colectivo de millones de personas dedicadas solo a la consecución de lo práctico, de lo útil y provechoso, una mecánica de la que solo escapan las cigarras. En el cuento, la cigarra, que no trabaja —solo canta y toca el violín—, recibe su merecido, muere de hambre y de frío. Recuerdo ahora las ilustraciones de la cigarra al final de aquel cuento, dibujos que inspiraban pena y miedo de acabar como ella. Resulta, sin embargo, que si no hubiera individuos como la cigarra, capaces de dedicar su tiempo a menesteres inútiles, aquellos que se realizan por el menester en sí mismo, sin pensar en provecho alguno, nadie tocaría la guitarra en la soledad de su habitación, ni leería o escribiría poesía. No existirían compositores, ni historiadores, ni pintores. La nuestra sería una sociedad sin afición al arte y sin capacidad de apreciarlo, y también sin memoria, pues la historia —piensen en qué lugar se encuentra el estudio de  las humanidades en la actualidad, qué prestigio tiene— no sería investigada por nadie, nadie la escribiría, y seríamos sociedades sin base alguna, como individuos que despertaran una mañana sin recuerdos y se limitaran a vivir sin entender nada de sí mismos porque no saben qué hicieron antes, ni quiénes fueron sus padres, ni dónde nacieron y vivieron, ni porqué hablan una lengua y no otra.

Hay que conseguir devolver a la creación sin fines prácticos, al cultivo del arte y la investigación sin objetivos concretos, por ellos mismos, la consideración que tenía en tiempos antiguos y hoy ha perdido. Hay que volver a dignificar la universidad, convertida hoy en una fábrica de empleados de grandes multinacionales, o los museos, en la actualidad lugares que tienen poco que ver con el mundo de las musas y mucho con el de Mercurio. Todas estas ideas, y otras muchas —imposible resumirlas aquí—, se encuentran en este ensayo de Ordine, también una antología de pensamientos sobre la conveniencia de lo inútil y las desgracias acarreadas por el afán de lucro, ese cáncer que mina la dignidad de las mujeres y los hombres. El libro, finalizado con un texto sobre la utilidad de lo inútil escrito en 1939 por Abraham Flexner (1866-1959), destacado intelectual norteamericano, es corto y de amena lectura, una pequeña joya capaz de embellecer la mente de cualquiera. Aún estamos a tiempo.

 

Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil. Manifiesto. Con un ensayo de Abraham Flexner, Barcelona, Acantilado, 2013. [L’utilità dell’inutile, 2013]. Traducción del italiano y el inglés de Jordi Bayod Brau.

 

Imagen: Retrato de Théophile Gautier, gran defensor de la belleza de lo inútil (ciudadseva.com).

 

Víctor Espuny.

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