domingo, 22 de agosto de 2021

Retratos literarios, de Laura Freixas

 

 

            Se trata de un libro que gustará a los amantes de la literatura española del siglo XX. Laura Freixas parece haber sido la promotora de la empresa y la compiladora, pero los retratistas, salvo en el caso de un retratado —Carmen Martín Gaite—, son otros. Entre los retratados se cuentan Galdós, Pardo Bazán, Unamuno, Valle-Inclán, Max Aub, Baroja, Azorín, Antonio y Manuel Machado, Concha Espina, Gabriel Miró, Juan Ramón, Ortega, Cansinos-Assens, García Lorca, Corpus Barga y un largo etcétera hasta llegar a Juan Benet, García Hortelano y Gil de Biedma. Los retratistas son en su gran mayoría amigos y compañeros de los retratados, dándose el caso de muchos retratados que también son retratistas, como Juan Ramón, González-Ruano, Juan Benet, Alberti, etc. Destaco los cuatro retratos de Unamuno, obras de Baroja, Gómez de la Serna, Alberti y González-Ruano; la historia, contada por Ramón Gómez de la Serna, de cómo perdió la mano y parte del brazo Valle-Inclán; la apertura, en 1990, de la tumba donde reposaban los restos de Azorín en Madrid para su traslado a Monóvar contada por Andrés Trapiello; el paso de la frontera y el viaje hasta Colliure de Antonio Machado, su madre, José Machado y la esposa de este, donde los dos primeros fallecerían a poco de llegar y donde aún se conservan sus restos, relato de Corpus Barga; la anécdota de la conferencia de Ortega sobre los puntos de vista y la manzana, trasladada después a Tiempo de silencio, contada por Juan Benet, muy amigo de Martín Santos, todo lo amigo que podía ser Benet de alguien; el relato que, a propósito de León Felipe, hace Alberti del Madrid de la Guerra Civil; el retrato de Rosa Chacel realizado por Miguel Delibes; el texto de Gustavo Martín Garzo sobre su admirado José Lezama Lima; los textos de César Antonio Molina sobre Álvaro Cunqueiro y de Juan Benet sobre Luis Martín Santos, el segundo extraído de Otoño en Madrid hacia 1950, uno de los pocos libros del escritor ingeniero cuya lectura resulta comprensible sin grandes esfuerzos añadidos; los retratos de Juan Benet escritos por Antonio Martínez Sarrión y Rosa Regás, este último realmente antológico; y, por último, la semblanza realizada por Luis Landero de Juan García Hortelano, un ejemplo claro de cómo la crítica mercenaria y, por lógica, un gran número de lectores pueden ignorar la obra de uno de los principales novelistas nacidos al sur de los Pirineos, García Hortelano, una persona que no vivía de la literatura y se permitió escribir exactamente como él quería y sobre lo que deseaba, amigo personal, por cierto, de Juan Benet, todo lo amigo que podía ser Benet de alguien, con el añadido, en el caso del autor de Gramática parda, de poseer esa cualidad, a menudo escasa, llamada sentido del humor.

            Por motivos económicos —cuestiones de derechos de autor—, hay ausencias clamorosas en el libro, como Cortázar, García Márquez, Sábato, Juan Goytisolo, Marsé, Rafael Sánchez Ferlosio, Borges y un largo, más bien larguísimo, etcétera. Nombro autores también hispanoamericanos porque el libro, a pesar del subtítulo que lleva, incluye algún autor de la otra orilla, como Lezama Lima, ya citado.

 

Laura Freixas, Retratos literarios. Escritores españoles del siglo XX evocados por sus contemporáneos, Madrid, Espasa Calpe, 1997.

 

Imagen cedida por Planeta de libros en la que aparece Juan García Hortelano de brazos cruzados junto a García Márquez. Detrás de este se distingue a Vargas Llosa, y a la derecha de este último al poeta y editor Carlos Barral. Año 1970.

 

Víctor Espuny.

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