sábado, 7 de septiembre de 2024

Madrid de corte a checa, de Agustín de Foxá

 

Imagen de congreso.es

            Llevaba años pensando en leer este libro, quizá desde la infancia, y sin yo saberlo. Mi tío Mauricio tenía un perro al que había puesto Foxá y siempre me intrigó ese nombre. Luego, cuando me hice mayor y descubrí la existencia de un escritor llamado Agustín de Foxá (1906-1959), supe que había escrito una novela —Madrid de corte a checa—, y aquí me tienen con la novela leída. Fue redactada, según parece en Salamanca, seguramente inspirándose para la última parte en el relato de los huidos de Madrid, pues el autor, según leo en su biografía, había conseguido salir de la capital en agosto de 1936.

No puedo decirles que lo haya pasado bien leyéndola. Dividida en tres partes —que ocupan los últimos años del reinado de Alfonso XIII, la II República y el primer año de guerra en Madrid— es en esta última donde uno lo pasa mal. Acostumbrado a leer siempre sobre las atrocidades cometidas por los nacionales, al descubrir las cometidas por los republicanos en las personas de los miembros del clero, la aristocracia y la alta burguesía que no habían podido huir de Madrid, uno se da cuenta de que nuestro conocimiento del pasado está siempre determinado por la ideología de las personas que dominan el relato público de la historia. Todos fueron crueles, daba igual el color del carnet de su partido.

Al ser medianamente autobiográfica, la novela contiene descripciones de las tertulias literarias que Foxá frecuentaba y, por lo tanto, alude con conocimiento personal a escritores y artistas como García Lorca, Valle-Inclán, Manuel Altolaguirre, Antonio Machado, Manuel Machado y otros muchos destacados de aquellos años. También habla de los políticos. A los de izquierdas los trata muy mal, sobre todo a Largo Caballero y a Azaña, y a los de derecha los ensalza, sobre todo a José Antonio, cuya fuerte personalidad, basada en amplias dosis de seguridad en sí mismo, parecía admirar. Así lo hace el protagonista, llamado José Félix Carrillo. Este, joven y de ideas en principio abiertas al cambio, aunque pronto transformadas en conservadoras, vive una historia de amor que atraviesa la novela y da calidez a los ambientes lóbregos y oscuros generados por la represión y la existencia de las checas, dirigidas por individuos como Agapito García Atadell, que también tiene su lugar en la novela.

            Se trata de una lectura solo apta para mentes abiertas, capaces de enfrentarse al horror, aunque sea en las partes dedicadas a la represión donde la obra pierde interés desde el punto literario. Toda ella está atravesada por la nostalgia de un mundo y unas maneras perdidas.


Agustín de Foxá, Madrid de corte a checa, Barcelona, Planeta, 1993.


 Víctor Espuny.

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