viernes, 4 de septiembre de 2020

Cúanta tierra necesita el hombre y otros cuentos, de Lev Tolstói

Yalta en el siglo XIX (wikimedia)

León Tolstói (1828-1910) es un autor del que uno puede enamorarse muy joven gracias a su biografía. Su pertenencia a una familia de la alta nobleza rusa y su posesión de unos escrúpulos morales basados en una necesaria sensibilidad social, en un preocuparse por los que nada tienen y por la forma correcta de actuar con ellos y con todas las personas en general, conformaron una persona y una obra literaria de conocimiento imprescindible. Algunas de las principales corrientes de conducta actuales, casi religiones, llamadas veganismo, vegetarianismo, pacifismo y naturismo fueron apoyadas y difundidas por él. A lo largo de su vida, y en un continuo proceso de autoconocimiento y maduración, se comportó de todas las maneras posibles, desde la correspondiente a un muchacho sensual, vitalista, vicioso y frívolo hasta la propia de un hombre mayor reflexivo y profundamente solidario con los demás.

            Cuánta tierra necesita el hombre y otros cuentos reúne la mayoría de sus mejores narraciones breves, algunas novelas cortas por su extensión. En total son catorce. El marco cronológico de escritura abarca desde 1859 hasta 1903. Voy a referirme solo a las que más han llamado mi atención.

«Tres muertes» (1859) es un relato que defiende el derecho a vivir de los árboles, profundamente ecologista, por tanto; la tala de uno de ellos es comprable a la muerte de una persona.

«Jostomer (Historia de un caballo)» (1886) cuenta en primera persona, es el mismo caballo el que habla, la sufrida vida de un caballo. Es animalista, por tanto. Tiene un evidente parecido con Black Beauty (1877), de Anne Sewell, pero supera a esta en la descripción de la vida de los caballos en libertad, sobre todo del comportamiento de la manada. Tolstói debió pasar mucho tiempo observando a su yeguada.

«El padre Serguéi» (1890) alude a la falta de verdadera fe de algunos eclesiásticos y a la humana dificultad que encierra el mantenimiento del antinatural voto de castidad. Cuenta la vida de un ermitaño. Es muy intenso. Mantiene una evidente relación temática con «El diablo» (1899-1890). En este caso la víctima de los reclamos de la carne es un hombre casado con una mujer que no le llena sexualmente. Ambas narraciones están dictadas por la máxima bíblica según la cual uno debe mutilar aquella parte del cuerpo que le hace pecar. Vistos ambos cuentos desde la ideología más extendida actualmente parecen ingenuos pero son testimonio de una época y una manera de pensar muy extendidas y respetables. En «El diablo» aparecen los dos finales que pensó el autor, el primero, de 1899, más justo y honesto.

«La historia de Iván el Tonto» (1885) está basado en la creencia de que todos debemos vivir del trabajo de nuestras manos, absolutamente todos. Parece inspirado en fábulas populares de transmisión oral. Contiene curiosas coincidencias con el relato de la estancia de cierto noble español en Rusia, coincidencias llamativas, dignas de estudio.

Para finalizar, «Cuánta tierra necesita el hombre» (1886). Es, quizá, el mejor de todos. Es una defensa de las posiciones más humanizadoras en el Tolstói pensador en relación al derecho a la propiedad de la tierra cuanto este se convierte en acaparamiento, cuando la tierra que se posee es desmesuradamente más extensa de la necesaria para mantener a la familia. Acaba de una forma muy aleccionadora.

 

León Tolstói, Cuánta tierra necesita el hombre y otros cuentos, Madrid, Alianza Editorial, 2014. Traducción de Irene y Laura Andresco revisada por Víctor Andresco, y Natalia Dvórkina (por «El diablo»).

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