El autor (Foto: escritores.org)
Novela
ambientada en la argentina profunda durante el periodo comprendido entre 1934 y
1968. La acción trascurre principalmente en «Coronel Vallejos», un trasunto de
General Villegas, la pequeña población donde nació y transcurrió la vida de
Puig hasta los trece años. Boquitas pintadas fue su segunda novela. La primera, La traición de Rita Hayworth, había sido
publicada gracias al apoyo de Juan Goytisolo. La obra de Puig tuvo una
recepción muy diversa por parte de la crítica y de autores ya consagrados.
Algunos, más generosos y tal vez más inteligentes —como Juan Goytisolo y Carlos
Barral—, la apoyaron desde el primer momento. Otros, principalmente paisanos de
Puig como Borges y Cortázar, no la consideraron de primer nivel. Ya sabemos
cómo de orgullosos, de vanidosos, suelen ser los escritores encumbrados —es muy
difícil encontrar uno mínimamente humilde—, así que haríamos bien en tomar con
precaución sus opiniones sobre sus contemporáneos.
Boquitas pintadas (1969) cuenta varias
historias de amor relacionadas entre sí. Aunque existen personajes masculinos —la
acción principal gira entorno a la vida de uno de ellos— son los personajes
femeninos los realmente importantes. Ellas llevan el peso del relato gracias a
la escritura de cartas, cartas de papel, como las que escribían nuestros
abuelos y hoy casi nadie escribe, aquellos objetos inanimados que tanta alma
poseían. En general, las partes de la historia relatadas por una voz narrativa
tradicional son mínimas. Cuando no son cartas las que cuentan son informes
policiales o de cualquier otro tipo, o también diálogos sin introducción,
algunos de ellos acompañados, en letra cursiva, de monólogos interiores. También
artículos periodísticos o agendas. Los profundos conocimientos sobre cine de Puig
debieron tener algo que ver en la elección de esta técnica narrativa pues tiene
algo de montaje cinematográfico. Y también de collage. Durante la lectura uno va decantando sus simpatías,
que acaban depositadas en las mujeres, siendo Nené, Nélida Fernández, la
ganadora. El final de la novela, poderosamente visual, es muy emotivo.
Lectura muy recomendable.
Manuel Puig, Boquitas pintadas, Barcelona, Seix Barral, 1999.
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