viernes, 14 de junio de 2019

Boquitas pintadas, de Manuel Puig


El autor (Foto: escritores.org)

            Novela ambientada en la argentina profunda durante el periodo comprendido entre 1934 y 1968. La acción trascurre principalmente en «Coronel Vallejos», un trasunto de General Villegas, la pequeña población donde nació y transcurrió la vida de Puig hasta los trece años. Boquitas pintadas fue su segunda novela. La primera, La traición de Rita Hayworth, había sido publicada gracias al apoyo de Juan Goytisolo. La obra de Puig tuvo una recepción muy diversa por parte de la crítica y de autores ya consagrados. Algunos, más generosos y tal vez más inteligentes —como Juan Goytisolo y Carlos Barral—, la apoyaron desde el primer momento. Otros, principalmente paisanos de Puig como Borges y Cortázar, no la consideraron de primer nivel. Ya sabemos cómo de orgullosos, de vanidosos, suelen ser los escritores encumbrados —es muy difícil encontrar uno mínimamente humilde—, así que haríamos bien en tomar con precaución sus opiniones sobre sus contemporáneos.
            Boquitas pintadas (1969) cuenta varias historias de amor relacionadas entre sí. Aunque existen personajes masculinos —la acción principal gira entorno a la vida de uno de ellos— son los personajes femeninos los realmente importantes. Ellas llevan el peso del relato gracias a la escritura de cartas, cartas de papel, como las que escribían nuestros abuelos y hoy casi nadie escribe, aquellos objetos inanimados que tanta alma poseían. En general, las partes de la historia relatadas por una voz narrativa tradicional son mínimas. Cuando no son cartas las que cuentan son informes policiales o de cualquier otro tipo, o también diálogos sin introducción, algunos de ellos acompañados, en letra cursiva, de monólogos interiores. También artículos periodísticos o agendas. Los profundos conocimientos sobre cine de Puig debieron tener algo que ver en la elección de esta técnica narrativa pues tiene algo de montaje cinematográfico. Y también de collage. Durante la lectura uno va decantando sus simpatías, que acaban depositadas en las mujeres, siendo Nené, Nélida Fernández, la ganadora. El final de la novela, poderosamente visual, es muy emotivo.
Lectura muy recomendable.


Manuel Puig, Boquitas pintadas, Barcelona, Seix Barral, 1999.

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