¿Cómo
es el Senegal? ¿Cómo vive allí la gente? ¿Qué relación mantiene con los
turistas del primer mundo, a menudo prepotentes e insensibles, capaces de
pasarlo bien en una tierra donde se cometen tantas injusticias y donde existen
tantas carencias? El viaje de Marta habla
de ética, de explotación y solidaridad. También habla de amor, de inexperto
amor adolescente y del amor de un padre hacia sus hijos. Ahí, por cierto, está
Sergi López, que borda el papel de persona vitalista y progenitor protector y
cariñoso. También están muy bien los hijos, interpretados por Elena Andrada e
Ian Samsó, y Madelaine C. Ndong, que encarna a una empleada del hotel donde se
hospedan.
El problema es la cámara al
hombro (o directamente en la mano).
Hay secuencias donde me veo
obligado a retirar la vista de la pantalla para no marearme. Veo que otros
espectadores también lo hacen. No sé si es algún tipo de inadaptación o quizá
un problema de vista por mi parte. Quizá vaya al médico.
Hay muchas películas así, es
cierto, donde abundan las tomas subjetivas con la cámara al hombro de alguien
que se mueve demasiado. ¿Es una evolución del lenguaje cinematográfico a la que
hay que acostumbrarse? Desde las primeras películas, ya más que centenarias,
donde la cámara tomaba solo planos generales y se mantenía inmóvil durante toda
una secuencia se ha evolucionado mucho, por supuesto. Puede que simplemente
esté desfasado, sea un ignorante, no comprenda qué quiere transmitir el
director con ese tipo de tomas, no perciba esas sutilezas. No lo sé. El caso es
que me mareo y no aprovecho la película, no la disfruto como podría de otra
manera. Esto es lamentable, y más tratándose de una obra tan bien
intencionada, dictada por tan buenos principios.
El
viaje de Marta (Staff Only), España, 2019. Dirigida por Neus Ballús.
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