Imagen de Noida (indiatoday.in)
Esta novela de la madrileña,
en realidad sevillana, Sara Mesa fue publicada por primera vez en 2011. La
edición que he leído corresponde a una revisada y corregida por la autora
publicada seis años después. Se trata de una narración en tercera persona de
los últimos días de vida de una ciudad imaginaria, Vado, observada y vivida
desde el punto de vista del protagonista, el doctor Tejada, geriatra, un hombre
ya entrado en la cincuentena que tiene cuentas pendientes con un pasado
sentimental que él mismo se reprocha. Para huir de ese pasado y, de paso
—aunque no sea su primera intención—, intentar enmendar los errores cometidos,
se integra en una población donde la vida está en franca retirada. El aire y
los ríos están contaminados. Las pocas personas que existen roban, incendian o agreden. En medio de toda esta podredumbre y
de esta maldad brilla la figura de una niña con la que el protagonista entabla
una relación de amistad que adelanta la vivida por Casi y Viejo en Cara de pan unos años después. La
preocupación por los pobres y los desvalidos, constante en las narraciones de
Mesa que voy leyendo, está también patente aquí. Mesa parece poseer una aguda
conciencia social —no en vano vivió parte de su infancia en el barrio sevillano del Cerro del
Aguila— y la expresa de manera acuciante en sus obras. Otra peculiaridad
importante de Mesa, al menos en esta obra, es su capacidad para encarnarse en
personajes masculinos y vivir desde ellos una fuerte atracción hacia la mujer,
que aparece como objeto de un deseo urgente, de hombre solitario y necesitado.
Por supuesto, también está presente una necesaria preocupación por la ecología,
de fácil transmisión gracias al uso de imágenes potentes :
«El cielo se había coloreado de rojo y las aguas del río —contaminadas, verdes— ondeaban con una placidez casi inquietante, sólo interrumpida por algunos peces moribundos que salían a coger su última bocanada de oxígeno». (Pág. 161).
Desde
las primeras páginas de la novela uno tienen la impresión de encontrarse realmente
en un universo distinto, una realidad paralela creada por la autora que puede
dejar de serlo si seguimos ignorando los avisos. Llama la atención también la
abulia general, el derrotismo, la malquerencia incluso. De todo este maremágnum
de insidias y malas acciones solo se salva la niña, inconsciente del peligro
que corre en aquellos muelles oscuros.
Sara Mesa, Un
incendio invisible, Barcelona, Anagrama, 2017.
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